La creación de la revista Caniles es Actual fue una de esas experiencias en la que se alinean los astros y todo sale bien. La verdad es que solo dio buenas noticias. Además supuso un punto de inflexión, pues esta publicación de corte periodístico se convirtió en la mejor carta de presentación de este estudio de diseño y publicidad.
Cuando nos llamó la cadena SER para hacernos una entrevista por la revista no nos lo creíamos, y fue un auténtico subidón de energía y moral. Quizá el mérito y la trascendencia del proyecto tuvo más que ver con el contexto que con el texto, pues las circunstancias que rodearon al nacimiento de la revista no fueron precisamente las más idóneas.
Caniles es Actual surgió poco después de que se declarase el estado de alarma por la pandemia, en un momento de crisis general (no solo económica) y con un futuro más incierto que un agujero negro. Debido a esas extraordinarias circunstancias, todo se hacía siempre a golpe de teléfono: textos, artículos, consecución de material gráfico, contratación de patrocinadores… Para lo único que se salía a la calle era para la distribución, pero hasta en este tema había problemas por la movilidad reducida que había en ciertas ocasiones debido al confinamiento o al cierre perimetral. Por no hablar claro está del canguelo que imperaba.
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Lo único que sabíamos con seguridad era que para sacar el proyecto adelante (y que además sobreviviera con el paso del tiempo) debíamos optar por un contenido de calidad. Que al menos, fuesen cual fuesen los medios o las circunstancias, el lector, una vez leída la revista, tuviese la sensación de que aquello estaba currado. Había que cuidar por lo tanto el diseño y la redacción, y por supuesto darle un enfoque original a la actualidad. La premisa era en todo momento evitar transitar por los caminos trillados. Ser diferente para que la gente hiciese suya la revista.
Ya el nombre de Caniles es Actual era una declaración de intenciones. A la revista le dotaba de identidad, pues de alguna manera se reivindicaba el entorno rural y se combatía el serio problema que hay a día de hoy en esta zona con la despoblación.
Por otro lado, desde el punto de vista del diseño daba mucho juego, pues permitía jugar con la tipografía e integrar el verbo ser dentro del topónimo, resaltando ese remate con otro color, y creando para la ocasión un juego de palabras y una cabecera original.
Parte de la repercusión y aceptación de la revista recaía siempre en la portada, la cual se intentaba cuidar hasta el detalle más pequeño, pues era la ventana a través de la que debía asomarse el lector.
En este sentido para que el mensaje fuera más directo y meridiano la portada se personalizó al máximo: una portada, un protagonista, muy en el estilo de la mítica Times, salvando las distancias claro está. Salvo en el primer número, el resto siguió ese mismo patrón. Cuando apareció en primera plana el campeón del mundo de boxeo Kiko ‘La Sensación’ Martínez, natural de mi pueblo, bajo la cabecera de Caniles es Actual mucha gente comenzó a tomárselo en serio.
Marketing rural
La revista también fue un banco de pruebas. Todo resultaba emocionante y motivador por la libertad creativa que había, sin censuras, sin condicionamientos, sin prejuicios, solo con el vértigo y la presión que produce una hoja en blanco. Nunca se trató de dibujar una realidad idílica de un pueblo, pero sí de poner en valor un entorno, una materia prima y una sociedad de cariz rural que bien promocionada tiene enormes posibilidades de progreso y desarrollo.
A partir de ahí, cualquier artículo interesante era susceptible de publicarse. Una de las cosas más importantes es que se generasen corrientes de opinión sobre temas que hasta la fecha habían sido muy poco valorados u olvidados, como el marketing, la digitalización del mundo rural o el turismo. Cuando aparecía algún reportaje bajo un punto de vista didáctico sobre alguno de estos asuntos con Caniles como protagonista el interés de la gente era mucho mayor.